Escrito por: Joohn Raúl Oblitas Carreño
Es incierto lo que depara al Perú. Los políticos desde el inicio de la República han vivido de espaldas al pueblo. Lo desprecian, solo le regalan sus miserias cuando quieren su voto. Esto ya no se trata ni de razas ni de orígenes se trata de que no tenemos una identidad. Por eso, cuándo un político se vende a la corrupción no tiene recargo de conciencia, pues no le está haciendo daño a alguien que aprecia, sino a quién vive de espaldas. La violencia y determinación de la gente de provincia es un cóctel elaborado y preparado como una macerado amargo, que ha originado el desprecio del Estado y de sus autoridades. La Policía hace su trabajo y se enfrenta a sus hermanos. ¿Y quién sufre?, no es Boluarte u otro político, el que sufre es un peruano.
Estamos hartos de est clase política convencida que para triunfar en la vida hay que ser compadres o «romper la mano», estoy harto de un pueblo tan hermoso y variopinto que ha sido relegado, olvidado y despreciado. Pero, más cólera me da, es que hay infiltrados que degeneran esta manifestación legítima. Antiguos bestigios terroristas, que cual chef prepara como insumos a nuestros compatriotas descontentos, para ser servidos en el comedor de los hambrientos. Hambrientos de poder, frustrados y violentos marxistas, leninistas y maoístas. Perú, eres tan grande que no te merecemos.
Renunciar, señora presidenta, no es algo que quiera hacer, es algo que debe hacer, y se pasó de grave la situación de nuestro país.
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