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¿MERECE LA PRESIDENTA UN AUMENTO DE SUELDO?

  • Foto del escritor: agencia ultimahora
    agencia ultimahora
  • hace 7 horas
  • 1 Min. de lectura

En un país donde más del 70 % de los trabajadores peruanos viven en la informalidad, y donde el salario mínimo apenas alcanza los S/1,025, la noticia del incremento del 100 % en el sueldo de la presidenta Dina Boluarte ha generado una justificada indignación ciudadana. La decisión, lejos de estar respaldada por un contexto económico favorable o una gestión destacada, refleja una desconexión profunda entre las autoridades y las necesidades del pueblo.


Este aumento no se presenta como parte de una reforma técnica que busque sincerar la escala salarial en el sector público, sino más bien como una medida política sin sensibilidad social, tomada en medio de escándalos de corrupción, una crisis de legitimidad del Congreso, y el desgaste generalizado de las instituciones. Que la mandataria gane ahora más de S/34,000 mensuales, mientras hospitales colapsan y regiones enteras claman por obras básicas, envía un mensaje lamentable: primero el privilegio, después el Perú.


Es importante recordar que la figura presidencial debe representar no solo liderazgo y autoridad, sino también austeridad, ética y compromiso con la equidad. Este incremento salarial erosiona aún más la confianza pública y alimenta el sentimiento de abandono que muchos peruanos sienten frente a un Estado que parece premiar a sus altos funcionarios, mientras recorta oportunidades para los más vulnerables.


Más que un tema administrativo, el aumento salarial presidencial es un reflejo del modelo de gestión que hoy nos gobierna. En tiempos donde se exige una transformación real de la política, esta decisión va en la dirección opuesta. El Perú necesita líderes que den ejemplo, no que alimenten la desigualdad desde el poder.


Redactor: Gino Silvera


 
 
 

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