UN AEROPUERTO MODERNO ATRAPADO EN UNA LIMA DEL SIGLO PASADO
- agencia ultimahora
- 9 jun
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El pasado 31 de mayo, el Perú celebró con bombos y platillos la inauguración del nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez. En apariencia, se trató de un hito histórico: un terminal moderno, diseñado para responder a las crecientes demandas del turismo y el comercio global. Sin embargo, basta mirar más allá de las cintas cortadas y los discursos oficiales para notar una preocupante falta de planificación urbana e interconexión que pone en entredicho el verdadero alcance de esta obra.
El aeropuerto se levanta como una promesa de modernidad, pero rodeado de caos. No hay una vía rápida que lo conecte eficientemente con el resto de Lima. La esperada estación del Metro de Lima —llamada justamente “Aeropuerto”— aún no existe y, según proyecciones oficiales, estará lista recién en tres años. Hasta entonces, el acceso dependerá de taxis, tráfico denso y rutas improvisadas. En otras palabras, el “nuevo Jorge Chávez” nace con un cuello de botella crónico.
La falta de visión integral refleja un problema estructural en la forma en que se gestionan las grandes obras públicas en el Perú. Se construyen infraestructuras sin pensar en su entorno, en cómo se insertan dentro de un sistema urbano más amplio, o en cómo afectan a los ciudadanos de a pie. ¿De qué sirve tener una terminal de primer mundo si llegar a ella sigue siendo una odisea para el limeño promedio?
A esto se suma la casi nula consulta ciudadana sobre el impacto de esta megaobra en las comunidades aledañas y en el medio ambiente. En vez de ser un símbolo de desarrollo sostenible e inclusivo, el nuevo aeropuerto ha comenzado su historia como una isla de cemento, desconectada de la realidad.
No se trata de negar la importancia de mejorar nuestra infraestructura aeroportuaria. Se trata de exigir que esas mejoras se hagan bien, con visión de futuro y respeto por el ciudadano. Un aeropuerto no es solo una puerta de entrada al país; es también un espejo de lo que somos y de cómo queremos ser vistos. Hoy, el reflejo que ofrece el Jorge Chávez es el de un país que aún despega sin saber muy bien hacia dónde va.
Redactor:
Gino Silvera Reynaga
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