¿Cuántas voces más deben levantarse para que sean escuchadas?
- agencia ultimahora

- 21 oct
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En los últimos días, un grupo de pequeños mineros y artesanales provenientes de regiones como Arequipa, Cusco y La Libertad ha llegado a Lima para exigir que se amplíe por cinco años más el programa REINFO y que se apruebe la ley Ley MAPE. Su movilización es pacífica pero cargada de urgencia: se han concentrado frente al Congreso de la República y advierten que retomarán las protestas si no hay una respuesta del Ejecutivo.

Lo que está en juego va más allá de exigir subsidios o beneficios puntuales. Estos trabajadores denuncian que en el proceso de formalización se les está excluyendo de manera arbitraria, que “sin consideración de ningún procedimiento administrativo” los dejan fuera del registro, mientras sus familias —que dependen de esta actividad para vivir— quedan en el limbo de la informalidad. Esta realidad nos interpela como sociedad: cuando quienes trabajan duro no encuentran respaldo, el tejido social se debilita.
Por ello, la reflexión no se limita solo a lo técnico de la minería o de la ley: es un llamado a mirar el tipo de país que queremos. ¿Uno en el que miles de personas quedan a la espera de decisiones que nunca llegan? ¿O uno en el que el diálogo, la formalización y la justicia social sean efectivamente valores que se traducen en hechos? Cuando las protestas se anuncian como última alternativa, se evidencia que el camino del entendimiento quedó abandonado.
Y mientras tanto, hay algo que podemos preguntarnos: ¿cuál es nuestro rol como ciudadanos en este escenario? Ser espectador no basta. Porque se trata de dignidad laboral, de derechos que se quedan en palabras y de la vida de muchas familias que no pueden permitirse esperar más. Que esta movilización sirva para que rescatemos la urgencia de actuar, de escuchar y de transformar promesas en acciones concretas.
Fuente: RPP
Redactado por: Yajaira Pacheco










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