La educación sexual consiste en proporcionar conocimientos respecto a la vida sexual, es decir, dar a conocer las actitudes, habilidades y valores para tomar decisiones responsables en el ámbito sexual de cada uno. La importancia de conocer cómo proceder en el acto sexual es esencial tanto para uno mismo como para la contraparte, de igual forma, estar consciente de no querer continuar con el acto sexual y saber en qué momento alguien no está respetando tu decisión de no proceder. Pero cabe destacar que, la opinión popular considera que recibir la educación sexual en la escuela es decisión de uno mismo por ser un tema tan relacionado con la moral, al mismo tiempo, decisión de los padres al ser sus tutores.
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones vulnerable (MIMP), da a conocer que en el 2019 los Centros de Emergencia Mujer atendieron más de 16 000 casos de violencia sexual, y siendo las más afectadas las menores de edad. Además, se reporta que ha pasado de 6,593 casos atendidos en el 2017 a 19,867 en el 2022. Reconociendo los datos, “La educación sexual es importante en tanto nos ayuda a nuestro propio desarrollo madurativo y evolutivo. Es decir, para reconocernos, darnos estrategias para conocer nuestro cuerpo, para identificarnos, para asumir todo lo que culturalmente tienen los sexos y los géneros, para reconocer a los demás y a la diversidad sexual, para ser tolerante. Para vivir de una forma sana y libre la propia orientación sexual, el proceso de identidad sexual y de identidad de género la educación sexual es imprescindible”, señala el académico de la Facultad de Educación, Psicología y Ciencias del Deporte de la Universidad de Huelva (España), Antonio García Rojas.
Aunque cabe recalcar que existen diversos enfoques del porque la opinión popular es estar en contra de la educación sexual, resaltando las creencias culturales y religiosas, fundamentada con los valores tradicionales que ven a la sexualidad como un tema delicado y muy reservado. En consecuencia, se considera que la educación sexual desafía sus valores e incita los comportamientos inapropiados. No dejando de lado el enfoque de la abstinencia, que enfatiza con la espera del acto sexual hasta el matrimonio, un enfoque aceptable en las culturas religiosas; motivo por el cual procuran evitar la educación sexual como tema inicial o con su proceder, para evitar la conducta inapropiada en los jóvenes. Opinión popular defendida tanto por la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, quien se opuso a la educación sexual en las escuelas y apoyaba los programas de abstinencia exclusiva en 2006, se declaró de igual forma por parte de otro poder del estado que “La abstinencia es efectiva si puedes convencer a la gente”, dijo Karen Hardee, vicepresidenta de investigación de Population Action International. “Pero hay tantos datos que muestran que no lo es en cuanto a reducir la actividad sexual entre los adolescentes”.
En conclusión, a pesar de todas las objeciones de la educación sexual en las escuelas, fundamentadas por las preocupaciones sobre el valor y la conservación de los adolescentes respecto al tema, no juega un rol tan importante como cuidar de la integridad de los más jóvenes, siendo respaldado por estudios que demuestran como la educación sexual integral puede llegar a ser beneficioso para la salud, el como un enfoque más abierto y comprensivo respecto al tema ayuda a los adolescentes a comprender un terreno importante en sus vidas sexuales, y las consecuencias que implica llevarlo sin cuidado e irresponsabilidad.
Redactado por: Coral Dana Carrión Solier
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