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LENGUAJE INCLUSIVO

  • Foto del escritor: agencia ultimahora
    agencia ultimahora
  • 10 feb
  • 2 Min. de lectura

En un mundo en constante evolución, donde las voces de la diversidad resuenan con fuerza y exigen ser escuchadas, el lenguaje inclusivo emerge como una herramienta poderosa para construir una sociedad más justa, equitativa y respetuosa. Lejos de ser una moda pasajera o una imposición, se revela como una necesidad imperante para visibilizar y valorar a todas las personas, independientemente de su identidad de género, orientación sexual, raza, religión o cualquier otra condición.

Durante siglos, las expresiones ha sido utilizado como un instrumento de poder, perpetuando estereotipos y discriminaciones. El masculino genérico, por ejemplo, ha invisibilizado a las mujeres y a otras identidades, relegándolas a un segundo plano y negándoles su lugar en la historia y en la sociedad. El lenguaje inclusivo, por su parte, busca romper con esta tradición androcéntrica y construir un lenguaje que represente a la totalidad de la humanidad, en su diversidad y pluralidad.

Algunos sectores de la sociedad se resisten al cambio, argumentando que es una imposición que atenta contra la pureza del idioma. Sin embargo, esta visión ignora que el lenguaje es un ente vivo, en constante transformación, y que su evolución es parte de la sociedad. Por ende, no es una imposición, sino una respuesta a una demanda social creciente, una herramienta para construir un mundo más inclusivo y respetuoso con todas las personas.

No se limita a la utilización de términos como "todos y todas" o "les" en lugar de "los". Va mucho más allá, implica una transformación profunda de nuestra forma de pensar y de comunicarnos. Implica cuestionar nuestros propios prejuicios y estereotipos, y buscar formas de expresarnos que sean respetuosas con la diversidad y la pluralidad.


Algunos ejemplos de lenguaje inclusivo son:

 * Utilizar términos genéricos que no marquen género, como "persona" en lugar de "hombre".

 * Utilizar desdoblamientos, como "los ciudadanos y las ciudadanas".

 * Utilizar la arroba (@) o la "e" neutra para englobar a todos los géneros.

 * Evitar expresiones sexistas o discriminatorias.


Es una herramienta en construcción, en constante evolución. No existe una fórmula única o una receta mágica. Lo importante es ser conscientes de la importancia del lenguaje inclusivo y esforzarnos por utilizarlo en nuestro día a día.

No es solo una cuestión de corrección política, es una cuestión de justicia y de derechos humanos. Al utilizarlo, estamos contribuyendo a construir una sociedad más justa, equitativa y respetuosa con todas las personas.


Redactora: Thalia Castillo

 
 
 

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