Esta parece ser la premisa de todo peruano sensato. El comunismo es la sombra de un futuro sombrío e injusto, donde el que no se esfuerza tenga lo mismo del que sí. No hablamos de primera necesidad, sino de aspectos secundarios por el cual todos nosotros tenemos que salir a buscar el diario, ya sea vendiendo caramelos o emprendiendo un negocio más estructurado. La derecha que está en segunda vuelta propone no cambiar el modelo económico actual y dejar todo como está e irse a los cinco años. Total, solo son cinco años. Si la República ya aguantó doscientos años de continuismo cinco más ¿no hará daño verdad?
En esta negativa frente a los candidatos por parte de un grueso importante de la población algunos dicen «Khe me queda», «eso es lo que hay, eso es democracia, así que elige nomas». El voto nulo no solo aparece en el escenario como una opción, sino que es la verdadera actitud democrática frente a tan crueles opciones. El resentimiento no debe jamás gobernar y el enriquecimiento ilícito heredado tampoco se puede avalar.
La población no quiere ni vivir en Castillos y bajo un régimen feudal. Quiere equilibrio en el planteamiento de las directivas de gobierno sin extremos y sin continuismos. Sigamos defendiendo nuestras convicciones.
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