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El rugido del estadio: la épica noche de los Olivos FC

Foto del escritor: agencia ultimahoraagencia ultimahora

El reloj marcaba las 7:00 p.m. en el distrito de Los Olivos. Una multitud emocionada se congregaba en el pequeño estadio municipal, conocido cariñosamente como "La Canchita". Aquella noche, los Olivos FC se enfrentaban a su eterno rival, el Callao United, en la final del torneo barrial.

Foto: Freepik


Desde las gradas, el bullicio era ensordecedor. Pancartas ondeaban con mensajes de apoyo, y los cánticos de los hinchas resonaban como un eco de esperanza. En el campo, los jugadores lucían tensos, pero determinados. Habían entrenado semanas para este momento, y la victoria no era una opción: era un deber.


El partido comenzó con intensidad. Cada pase era milimétrico, cada entrada un alarde de técnica y coraje. El mediocampista estrella de Olivos, Martín "El Flaco" Castillo, parecía estar en todos lados: robando balones, distribuyendo juego y alentando a sus compañeros.


El primer tiempo terminó sin goles, pero en el segundo, la tensión se desbordó. Una falta dentro del área a favor de Olivos desató gritos y abucheos. El árbitro señaló el punto de penal, y toda la responsabilidad cayó sobre los hombros de Kevin Ramírez, el delantero novato.


Con nervios de acero, Kevin colocó el balón, respiró profundo y remató con precisión. La red se infló, y el estadio estalló en un clamor unánime. "¡Gooooool!", gritaban los narradores improvisados desde las tribunas.


Cuando el silbato final sonó, Olivos FC celebró como nunca. Las lágrimas de alegría de los jugadores y los abrazos interminables entre hinchas marcaron un momento que quedará grabado en la memoria del distrito. Esa noche, el deporte no solo unió a un equipo, sino también a toda una comunidad que, al menos por un instante, creyó en la magia del fútbol.



Redactado por: Dayanara Huamani


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