En un lugar no muy lejano, existía un bosque mágico llamado el Bosque de los Nutrientes. Los árboles eran altos y robustos, sus hojas brillaban con diferentes colores según el tipo de energía que contenían. Los habitantes del bosque eran seres diminutos conocidos como Nutriélfos, guardianes de la salud y el bienestar.
rescatado de: AGENCIA SINC
Cada Nutriélfo representaba un grupo de alimentos esencial para mantener el equilibrio del reino. Estaban los Energélicos, que vivían en los árboles de cereales y raíces. Estos elfos siempre estaban llenos de energía y ayudaban a que los habitantes del bosque corrieran, jugaran y trabajaran sin cansarse.
Luego estaban los Protenillos, pequeños pero fuertes, que habitaban en cuevas de carne, huevos, pescado y legumbres. Estos elfos eran los constructores, reparando músculos, tejidos y cualquier cosa que se rompiera.
No podían faltar los Vitaminix, brillantes como el sol, que vivían en los arbustos llenos de frutas y verduras. Ellos daban alegría y color al bosque, además de protegerlo de enfermedades y mantenerlo siempre joven.
Pero no todo era perfecto. En un rincón del bosque se escondía el Gran Desequilibrio, una criatura oscura que se alimentaba de los excesos y las carencias de los alimentos. Si los Nutriélfos no trabajaban juntos y en armonía, el Gran Desequilibrio se hacía más fuerte, causando problemas a los habitantes del bosque: fatiga, enfermedades e incluso tristeza.
Un día, Lía, una pequeña Nutriélfa de los Vitaminix, notó que algo andaba mal. Los habitantes del bosque comenzaban a sentirse débiles y aburridos. "¡El Gran Desequilibrio está atacando!", gritó alarmada.
Los Nutriélfos convocaron una reunión y descubrieron que los habitantes habían dejado de comer alimentos variados. Algunos solo querían dulces, otros solo carne, y muchos habían olvidado las frutas y verduras.
"Tenemos que actuar rápido", dijo Pío, líder de los Protenillos. "Si no restauramos el equilibrio, el Gran Desequilibrio se apoderará del bosque".
Los Nutriélfos organizaron una gran fiesta llamada el Banquete Arcoíris. En ella, ofrecieron un festín lleno de colores, sabores y nutrientes: frutas frescas, granos, proteínas y hasta grasas saludables. Los habitantes del bosque aprendieron que cada alimento tenía un propósito y que solo juntos podían ser fuertes y felices.
Desde entonces, el Bosque de los Nutrientes brilló más que nunca. Los Nutriélfos siguieron cuidando a sus habitantes, quienes nunca más olvidaron la importancia de una alimentación equilibrada. Y aunque el Gran Desequilibrio intentaba regresar, nunca pudo superar la fuerza de un bosque unido y bien alimentado.
Redactado por: Dayanara Huamani
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