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La lectura profunda: un antídoto contra la distracción digital

  • Foto del escritor: agencia ultimahora
    agencia ultimahora
  • hace 2 días
  • 2 Min. de lectura

En un mundo dominado por la inmediatez digital, la lectura profunda se convierte en un acto de resistencia. Más que una simple habilidad, leer con atención y reflexión moldea nuestra mente y conecta con lo más humano de nosotros.

Fuente: TIJUANA LEE
Fuente: TIJUANA LEE

La lectura profunda es una forma de leer que va más allá de comprender palabras; activa áreas del cerebro relacionadas con la emoción, la empatía, el pensamiento crítico y la imaginación. A diferencia de la lectura superficial que solemos hacer en pantallas, esta lectura pausada y reflexiva transforma nuestro cerebro al crear circuitos neuronales nuevos. No es una habilidad natural, sino una invención cultural que requiere práctica y dedicación.


Leer profundamente no solo mejora nuestra comprensión, sino que también desarrolla nuestra inteligencia emocional. Nos permite ponernos en el lugar de otros, entender diferentes puntos de vista y enriquecer nuestro mundo interior. Además, tiene efectos terapéuticos: reduce el estrés, mejora la concentración y estimula la memoria y el análisis.


Sin embargo, en la era digital, estos beneficios están en riesgo. Aunque leemos más palabras que nunca, la mayoría de lecturas son breves, fragmentadas y realizadas en pantallas, lo que impide la consolidación del conocimiento profundo. Estudios han demostrado que leer textos complejos en dispositivos digitales puede disminuir la comprensión y la conexión emocional con el contenido. Esta "inferioridad en la pantalla" preocupa a los científicos, ya que podría deteriorar nuestras capacidades cognitivas si reemplazamos por completo la lectura profunda con el escaneo superficial típico del entorno digital.


Aun así, la narrativa se ha diversificado gracias a los medios digitales. Hoy en día, las historias se cuentan en múltiples formatos como apps, blogs, e-books o redes sociales, lo que democratiza el acceso a la lectura y permite nuevas formas de expresión. Para muchos autores, lo importante no es el formato sino el contenido. Este cambio ha llevado a que libros modernos se adapten a lectores con menor capacidad de atención, usando capítulos cortos y estructuras visuales más atractivas, sobre todo en literatura infantil y juvenil.


Frente a este panorama, expertos como Maryanne Wolf proponen un modelo de "cerebro bialfabetista", capaz de adaptarse a distintos formatos de lectura sin perder la profundidad. La clave está en elegir conscientemente cómo leemos según el propósito, alternando entre lo digital y lo impreso para mantener activas nuestras habilidades cognitivas más complejas. Proteger la lectura profunda es, en última instancia, proteger una parte esencial de nuestra humanidad.



Redactado por: Rei Hinojosa

Fuente: BBC News

 
 
 

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