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La revuelta de Haymarket y su legado en la lucha por los derechos laborales


En mayo de 1886, los trabajadores de Chicago iniciaron una huelga exigiendo una jornada laboral de ocho horas, basándose en el lema "ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para la casa". Querían ser incluidos en la Ley Ingersoll de 1868, que establecía una jornada de ocho horas para empleados federales y trabajadores de obras públicas, pero no cubría a los obreros industriales, cuyas jornadas eran de más de once horas diarias.



Caos en la manifestación

El 1 de mayo de 1886, alrededor de 200.000 trabajadores se declararon en huelga. En Chicago, donde las condiciones laborales eran particularmente difíciles, las protestas continuaron el 2 y 3 de mayo. La empresa de maquinaria agrícola McCormick continuó su producción gracias a los empleados que no se unieron a la huelga, conocidos comúnmente como esquiroles.


Los manifestantes obtuvieron un permiso del alcalde Carter Harrison para llevar a cabo un acto a las 7:30 p.m. Durante el discurso de Samuel Fielden, un líder socialista, anarquista y laboralista, alguien dentro de la multitud lanzó una bomba hacia la policía, resultando en la muerte de seis agentes y dejando heridos a otros sesenta. Esto desencadenó el caos y la policía cargó contra la multitud disparando indiscriminadamente. El resultado fue la muerte de 38 obreros y 115 heridos. Los líderes de la manifestación fueron arrestados rápidamente y ocho de ellos fueron sometidos a un controvertido proceso judicial.


Condenados por reclamar sus derechos

El juicio comenzó con 31 acusados, pero finalmente se redujo a ocho, quienes serían conocidos como "los mártires de Haymarket". Oscar Neebe fue sentenciado a 15 años de trabajos forzados; Samuel Fielden y Michael Schwab recibieron cadena perpetua, mientras que George Engel y Adolf Fischer fueron condenados a muerte. A pesar de no estar presente en el lugar de los hechos, Albert Parsons se entregó voluntariamente para estar junto a sus compañeros y fue ejecutado por ahorcamiento. August Spies y Louis Lingg también fueron condenados a muerte, siendo Lingg quien se suicidó en su celda un día antes de la ejecución, el 10 de noviembre de 1887.


En 1889, el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional declaró el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores en memoria de "los mártires de Haymarket".




Redactado por: Valia Baldeon

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